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El pilar de la empresa familiar


La crisis afecta a todas las empresas. Pero no por igual. Aunque también la han notado, las empresas familiares, en términos generales, han soportado mucho mejor la debacle financiera que compañías con otro tipo de perfil. Será porque se juegan el nombre o, en muchas ocasiones, su propio dinero, pero lo cierto es que la gestión de este tipo de compañías se caracteriza por la prudencia y la visión a largo plazo. Se trata de características que pueden ralentizar la expansión en tiempos de bonanza, pero lo cierto es que en etapas negras como la vivida desde el 2008 pueden servir de escudo protector e incluso como fuente de la que extraer lecciones para el futuro.

La visión a largo plazo de la empresa familiar supone implicación y apuesta por la pervivencia. A pesar de que hay casos en los que la diferencia de intereses y visiones entre parientes, en especial cuando las ramas de árbol se extienden más allá de la tercera generación, la de los nietos del fundador o fundadores, sin haber previsto la sucesión en el reparto de papeles entre los distintos miembros del clan o clanes, al final suele imponerse la cordura y el peso del apellido actúa en positivo.

Igualmente positiva ha resultado la intolerancia por la deuda de las empresas familiares. Gracias a ello muchas de estas compañías, de gran y de pequeño tamaño, no solo han aguantado el chaparrón y el cierre del grifo por parte de los bancos, sino que han tenido musculatura suficiente para crecer. La prudencia financiera y la opción por la deuda únicamente imprescindible han actuado de coraza.

La empresa familiar es claramente más resistente a la crisis, pero tiene entre sus retos más inmediatos la necesidad de ganar tamaño. En comparación con Alemania o Francia, las empresas familiares españolas presentan tamaños mucho más pequeños y muchas veces nunca dejan de ser pymes o, incluso, microempresas. Para ganar tamaño existen muchas fórmulas que no deberían generar animadversión entre el pequeño empresario: compras, fusiones, expansión en franquicias o salida a bolsa al Mercado Alternativo Bursátil (MAB). Una opción posible es abrir el accionariado al capital riesgo si el proyecto de crecimiento vale la pena.

La empresa familiar tiene un fuerte arraigo en España con ejemplos muy conocidos de éxito que van desde los que relatamos en este suplemento hasta cientos de miles de casos anónimos que crean cada día empleo. Ahora, tras haber demostrado que son más resistentes a la crisis, les queda la labor de crecer y ayudar a crear empleo.

Fuente: El pilar de la empresa familiar

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