La excesiva dependencia de la financiación bancaria por parte de la empresa familiar (EF), que supera el 70 por ciento, amenaza la consolidación de estas empresas, por ello los expertos aconsejan impulsar otras fuentes de financiación que reduzcan esta dependencia.
Políticos, economistas y organismos internacionales lo proclaman: la economía española se está recuperando y el país está dejando la crisis atrás, con un crecimiento previsto por el FMI para 2015 superior al 3 por ciento. Esta expansión de la economía española se ve reflejada en la empresa familiar, que representa el 70 por ciento del PIB de España y el 70 por ciento del empleo del sector privado del país. Los empresarios familiares se muestran optimistas ante el futuro y presentan mejores indicadores de facturación, contratación y presencia en el exterior de sus empresas que la media europea, según recoge el Cuarto Barómetro de la Empresa Familiar elaborado por una conocida consultora y el Instituto de la Empresa Familiar.
El barómetro establece que la financiación de estas compañías, uno de los grandes desafíos durante la crisis, ha dejado de ser una preocupación para la mayoría de ellas, al abrir los bancos el grifo de los créditos. El 86 por ciento de estos empresarios asegura no haber tenido problemas para financiarse en los últimos meses. Pero el barómetro recoge un dato inquietante que ensombrece tanto optimismo. El 83 por ciento de los empresarios encuestados dice plantearse únicamente la financiación bancaria, mientras que a un 16 por ciento le resulta más atractiva la financiación no bancaria, como socios no financieros, prívate equity, family offices…, un 5 por ciento ve interesante financiarse mediante la entrada en un mercado de renta fija y solo un 2 por ciento considera entrar en un mercado de capital como el MAB.
Según José Ramón Sanz, presidente y patrono de la Fundación Numa, esta dependencia excesiva de la financiación bancaria puede ocasionar problemas a la empresa familiar. A su juicio, los empresarios familiares dependen demasiado del crédito bancario y cuando no hay liquidez disponible estas empresas se ven perjudicadas. «Lo hemos visto durante la crisis. La insolvencia del sector financiero mundial y español ha repercutido negativamente en la disponibilidad de recursos para financiar a las empresas familiares por su vía habitual que eran los bancos».
Además, considera que al no haber desarrollado la empresa familiar nuevas vías de financiación durante la crisis, la banca comercial ha exigido garantías adicionales para conceder préstamos a las empresas familiares, más allá de las que se pueden considerar «normales» y los empresarios «se han visto obligados a aportar garantías de su patrimonio personal e incluso garantías mancomunadas».
Tanta dependencia ha tenido sus consecuencias. «Ha supuesto cancelar proyectos de crecimiento, aumentaron las quiebras y se ha reducido la creación de nuevas empresas», dice Sanz.
Los números le dan la razón. Según datos de la Comisión Europea, si los mercados de capitales de riesgo en la UE hubieran estado tan desarrollados como en EE. UU., las empresas europeas habrían dispuesto de 90.000 millones de euros adicionales entre 2008 y 2013, lo que habría reducido la mortalidad empresarial, especialmente en países periféricos como España.
OBJETIVO: MANTENER EL CONTROL
Los motivos que los expertos alegan para que el empresario familiar rechace, en su mayoría, fuentes de financiación alternativas a los bancos son varios. Según Josep Tàpies, catedrático de Empresa Familiar del IESE, «las empresas familiares son celosas de tener el control de la empresa y a estos empresarios no les gusta la idea de diluir el capital, por ello prefieren usar el endeudamiento porque, de ese modo, no pierden el control».
Cristina Cruz, profesora de Gestión Emprendedora y Empresa Familiar de IE Business School, cree que este rechazo se debe a que, aparte de la riqueza económica, los empresarios familiares buscan preservar su riqueza socioemocional, que comprende utilidades no económicas que obtiene de la empresa, como dar empleo a familiares, o preservar un legado, algo que transmitir a futuras generaciones. Por ello, «no harán nada que ponga en peligro esa riqueza socioemocional. Son capaces de perder dinero para proteger esta riqueza no financiera. Esto explica por qué recurren menos a otras fuentes de financiación que implican pérdida de control. Por muy rentables que puedan ser».
Otra de las causas de este rechazo es el tamaño de la empresa familiar. La mayoría son pequeñas o medianas, lo que dificulta acceder a otras vías de financiación. También las empresas españolas tienen una larga tradición de relaciones con el sector bancario, y la inercia generada por estas relaciones hace que estos sean el primer punto de acceso a la financiación. Además, alternativas como private equity, no tienen en España el nivel de desarrollo que poseen en otros países. En EE. UU. el mercado de capitales supone un 69 por ciento de la financiación empresarial y en Reino Unido alcanza el 66 por ciento. Mientras que Francia y Alemania muestran un equilibrio entre ambos canales y en Italia y España la dependencia bancaria es del 67 y del 70 por ciento, respectivamente.
Aunque a paso lento, los especialistas reconocen que la financiación bancaria puede descender en los próximos años debido a que los bancos demandan cada vez más requisitos para conceder créditos y a que los importes concedidos son menores. Otro hecho que puede motivar este cambio es que las nuevas generaciones en las empresas familiares tienen mayores conocimientos financieros.
Sanz reconoce que además del MAB (Mercado Alternativo Bursátil) y el MARF (Mercado Alternativo de Renta Fija), el direct lending se está desarrollando rápidamente y podría convertirse en una alternativa más. «Espero que el aumento del abanico de fuentes de financiación permita que la excesiva dependencia de un único canal descienda y que, por tanto, se minimice el riesgo para la empresa familiar».
LOS NEGOCIOS FAMILIARES AUMENTAN SU FACTURACIÓN Y SU EXPORTACIÓN
Los responsables de las empresas familiares son optimistas ante el futuro. Según establece el Cuarto Barómetro de la Empresa Familiar, el 70 por ciento de los encuestados ha aumentado su facturación en el último año, frente a un 12 por ciento que reconoce haber disminuido sus ventas. Además, los negocios familiares están aprovechando las oportunidades que ofrece la economía global y el 66 por ciento reconoce que su empresa opera ya en mercados exteriores, y un 69 por ciento dice que ha aumentado su presencia internacional en el último año. Ante estos datos, las expectativas de evolución económica y los principales indicadores de negocio en España son más optimistas que en la media europea y plantean un escenario alentador para el próximo año.
LA OPINIÓN DE LOS EXPERTOS
José Ramón Sanz, presidente de Numa
Los empresarios familiares dependen demasiado del crédito bancario y cuando no hay liquidez disponible la EF se ve perjudicada»
Josep Tàpies, catedrático del IESE
A los empresarios familiares no les gusta diluir el capital, prefieren usar el endeudamiento porque así no pierden el control de la empresa»
Cristina Cruz, profesora de IE Business School
«Los empresarios familiares apenas recurren a la financiación alternativa porque prefieren preservar su riqueza socioemocional aunque pierdan dinero»