La empresa familiar fabricó productos distintos a las llantas durante 59 años.
Clermont-Ferrand (Francia), 1891. Un ciclista pincha y se dirige a una fábrica cercana en busca de ayuda. Allí encuentra a Edouard, un empresario dedicado a fabricar pastillas de freno. Cambiar una rueda de bicicleta a finales del siglo XIX podía ocupar varias horas, pero Edouard vislumbrará un negocio: crear llantas desmontables que cualquiera pueda reemplazar en menos de media hora. Hoy, 123 años después, hay dos cosas que no han variado. Las ruedas se siguen pinchando y el negocio que surgió ese día sigue vigente. Un apunte más, el apellido de Edouard era Michelin.
La empresa de su familia se había creado en 1832, cuando dos primos, Aristide Barbier y Nicolas Edouard Daubrée, abren una pequeña fábrica de máquinas agrícolas. Más adelante, descubren el potencial del caucho vulcanizado y comienzan a producir juntas, correas, válvulas y tuberías de este material. Nacía así Sociéte Michelin, la empresa que Edouard y André Michelin heredaron de su familia en 1889, sólo dos años antes del pinchazo que cambió su historia.
La llanta desmontable será un éxito desde el mismo año de su creación gracias a Carlos Terront, el único ciclista que la usó en la clásica París-Brest-París de 1891. Su victoria en la prueba conquistó al público y sólo un año después 10.000 ciclistas franceses usaban ya los productos de Michelin.
Con el negocio funcionando sobre ruedas, Michelin escaló una nueva cima con la presentación en 1895 de Eclair, un automóvil diseñado por la firma y equipado con llantas (la primera para coches se había presentado un año antes). Dos novedades darán paso al nuevo siglo: el nacimiento de Bibendum (el famoso muñeco de Michelin) y de la Guía Roja de la empresa gala. Y todo pese a que en 1900, menos de 3.000 coches circulaban por las carreteras de Francia.
Más mercados y productos
El siglo XX traerá a la compañía novedades en dos ámbitos diferentes. Por un lado, Michelin sale de Francia e instala fábricas junto a los grandes centros de la industria automovilística en Europa y Estados Unidos. Además, la empresa empieza a fabricar neumáticos para motocicletas y se lanza a una campaña para mejorar la seguridad en las carreteras. La señalización del kilometraje de las vías francesas será una de sus iniciativas, al igual que el desarrollo de la llanta de acero desmontable, que dará pie a la rueda de repuesto que ahora todos llevamos en nuestros automóviles.
¿Y cómo encajó la empresa las dos Guerras Mundiales? En contra de lo que le ocurrió a muchas otras organizaciones, ambas contiendas le sirvieron a Michelin para desarrollar negocios de futuro. Por ejemplo, durante la I Guerra Mundial la empresa francesa fabricó casi 2.000 aviones, desarrolló la rueda de caucho negro con surcos (lo que aumentaba la adherencia y reducía el desgaste del neumático) y participó en la construcción de la primera pista de cemento del mundo. Hasta entonces, tanto el despegue como el aterrizaje eran harto complicados cuando llovía.
Cuando estalló la II Guerra Mundial la industria del automóvil ya había despegado y los neumáticos eran capaces de aguantar 30.000 kilómetros, pero la falta de materias primas redujo la producción y Michelin se dedicó a la fabricación de artículos de primera necesidad. Pese a ello, esta etapa servirá para investigar nuevos productos, como la llanta de estructura radial, que se desarrolló durante la guerra y que definirá los neumáticos del futuro.
Cabe decir como curiosidad que durante las guerras mundiales la publicación de la Guía Michelin se vio suspendida, pero los aliados decidieron imprimir en Washington la edición de 1939 por los planos detallados de ciudades que incorporaba y ante el miedo de que el avance de las tropas se viera ralentizado por la falta de señalización de los caminos de Francia. Así, los oficiales que desembarcaron en Normandía el famoso Día D lo hicieron con sus Guías Michelin en las manos. La única diferencia con los ejemplares de 1939 es que en la cubierta, se podía leer la mención: «For official use only».
Aparte del nacimiento de los primeros metros sobre ruedas del mundo (París, Montreal, Tokio o México), los años posteriores a la guerra estarán marcados por el éxito de la llanta radial, un sistema que instalarán en sus automóviles la gran mayoría de fabricantes europeos. Michelin abrirá 15 nuevas fábricas en 15 años y venderá sus productos en 140 países antes de 1970. A finales de la siguiente década, la firma se convertirá en proveedora del equipo Ferrari de F1, lo que ayudará a su desarrollo y a consolidarse como marca líder del sector. Michelin tiene actualmente 69 fábricas repartidas por el mundo, un total de 124.000 empleados y vende sus productos en 170 países.
Su historia en España
Michelin desembarcó en España en 1909 con la Sociedad Anónima del Neumático Michelin en Madrid, aunque no fue hasta 1934 cuando abrió su primera fábrica en los terrenos de un antiguo campo de aviación de Lasarte (Guipúzcoa). A esta factoría, líder en la fabricación de neumáticos radiales para moto, le siguió el centro de producción en Vitoria (1966), especializado en neumáticos para ingeniería civil; el de Aranda de Duero (1970), centrado en las líneas de camión y autobús, y el de Valladolid (1973). Ese mismo año se abrió además el Centro de Experiencias de Michelin de Almería, donde se ponen a prueba en condiciones climáticas y geográficas extremas desde los neumáticos más sencillos hasta los que llevan las misiones espaciales de la NASA. En sus 80 años en España, Michelin ha fabricado más de 500 millones de neumáticos de todo tipo, incluido el más grande del mundo, desarrollado en Vitoria, con un peso de 5.782 kilos y un diámetro de 3,72 metros.